En los últimos años, la actividad de confinamiento en Brasil ha ido creciendo y, como en cualquier otra actividad relacionada con la agricultura, ha presentado márgenes reducidas, obligando a los ganaderos a buscar cada vez más métodos de control y gestión.
Dando un vistazo al pasado, para entender el presente/futuro, tenemos que: el comienzo de las operaciones de confinamiento en Brasil se originó a mediados de la década del 80, con el objetivo de explorar el “repique” de la arroba. Como una cuestión de mercado, la falta de oferta de ganado gordo fuera de temporada provoca un aumento en el valor de la arroba, alcanzando una diferencia de alrededor de 30% por encima. Hoy en día, este ya no es un comportamiento observado, que, sumado al aumento del costo de producción, resultó en el achatamiento del margen de la actividad, aumentando la necesidad de profesionalización en la gestión del negocio. Saber la GMD de los animales ya no es un diferencial, ya que esta variable aislada no dice mucho. Necesitamos conocer el consumo de los animales y la ganancia en carcasa para poder calcular el costo de la arroba engordada.
Para entender la importancia de la gestión de los números en el confinamiento y usar el concepto del toro 7.7.7 como ejemplo para sacrificar un animal con 21 arrobas, con un máximo 24 meses, las ultimas 7 arrobas de la fase final deben producirse en un corto período de tiempo, lo que le da a la fase de engorde, característica de un período de alta producción. Traduciendo en números, esta fase representa muy poco – en tiempo – en vida del animal, algo alrededor de 20% solamente, sin embargo, con una demanda productiva del 33% y un costo alimenticio que llega al 60% del total gastado en toda la vida del animal.
Por estas razones –corto tiempo y alto costo – tenemos el confinamiento como una actividad de alto riesgo, que exige un buen programa de gestión y control. Una gran analogía en este momento es la actividad de confinamiento con la Fórmula 1 (F1), en que todo es muy rápido y cada detalle es muy importante para conseguir la victoria. Un simple error en el cambio de neumáticos puede comprometer toda la prueba.
Normalmente, el valor de mercado se discute mucho en cualquier conversación entre ganaderos, siempre en un intento de adivinar para dónde va el tan famoso valor de venta de arroba del toro gordo. Sin duda, esta es una variable que debe monitorearse día a día en la rutina de cualquier operación ganadera, sin embargo, no puede ser la única variable considerada para la toma de decisiones. En este punto, cabe hacer una pausa en la lectura para responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es el valor de venta de la arroba del toro gordo? ¿Y el toro flaco? ¿Y la bolsa de maíz?
Ahora, siga respondiendo: ¿Cuál es el valor de la arroba ganado en el comedero en su actividad de confinamiento?
Si no sabe cómo responder esa última pregunta, ¡preocúpese! Conocer y enfocar la atención en el valor de venta (o reposición) no le dirá si la operación está dando para ganar dinero o no. Recuerde que: el lucro es igual a los ingresos menos el costo.
Mantenerse al día con el mercado es extremadamente importante, sin embargo, debemos centrar nuestra mirada en factores que realmente podemos controlar.
Dentro de este pensamiento sobre el costo de producción, una variable que muchos productores no miden y/o conocen muy poco, es el consumo de alimento de los animales. Este es el primer número que se obtiene para el cálculo del costo de producción, porque sin él cualquier cosa dicha o señalada es pura conjetura. Al analizar los números de una encuesta realizada a varios nutricionistas brasileños, por Millen et al. (2014), llama la atención ver que el 53,3% de los ganaderos no tienen control sobre la cantidad de alimento ofrecido por corral a los animales.
Nótese que, sin considerar el costo del animal, el gasto con la alimentación constituye una buena parte del costo de producción de las arrobas en el confinamiento, siendo una variable muy importante para medir y monitorear. Conocer el consumo de materia seca (CMS) es inevitable e imprescindible para lograr el éxito en la actividad.
Además de ser el número inicial para calcular el costo de producción, el CMS también se puede utilizar como indicador de seguimiento técnico y evaluación de la actividad. Esta variable presenta un comportamiento peculiar a lo largo del confinamiento, siendo: creciente en la fase inicial – con un aumento rápido del consumo -, manteniéndose constante durante un tiempo y disminuyendo en la fase final. En media en un confinamiento, los animales consumen alrededor de 2,0 a 2,4% de su peso vivo en materia seca, pudiendo variar según: la dieta, raza, condición fisiológica, estado nutricional, medio ambiente, entre otros factores.
Desde un punto de vista técnico, del 60 al 70% del desempeño de los animales, ya sean criados con pastura o confinados, se explica por el CMS y el otro 30 al 40% por la digestibilidad de la dieta (Mertens, 1994). En el caso de confinamiento, el consumo está fuertemente influenciado por la rutina, en la que su carencia comprometerá el consumo y, en consecuencia, los resultados de la operación en su conjunto. Podemos decir que del 80 al 90% del desempeño del animal se logra de forma rutinaria, ya que favorece el consumo adecuado de materia seca. Por presentar toda esta importancia sobre el desempeño de los animales y, em consecuencia, sobre el desempeño financiero de la actividad, el CMS se utiliza como indicador para innúmeras decisiones y, principalmente, para determinar la calidad de la operación.
Para evaluar la gestión de la rutina podemos monitorear tres puntos importantes en la operación diaria: desviación de producción, desviación de tratamiento y manejo del comedero. Estos puntos están en contra del consumo de materia seca de los animales.
Se espera que el proceso de producción permita que la dieta que llega al comedero sea la misma que la formulada, lo que no siempre sucede en la práctica. Entre la formulación de la dieta y la mezcla de los ingredientes en la fábrica de ración y/o en el vagón mezclador, son habituales las desviaciones en uno u otro ingrediente, lo que no permite la elaboración de una dieta igual a la que se formuló en el computador. Para esta situación usamos el término: “desviaciones de producción”, que no es más que la variación que se produce en la producción, en relación con la dieta formulada. Conocer esta información es fundamental para saber qué tan asertiva es la producción.
Al igual que en la producción de la dieta, las desviaciones en la distribución de la dieta a lo largo de las líneas de comederos del confinamiento también son perjudiciales, lo que llamamos “desviaciones del trato”. Por ejemplo: si en un corral la solicitud de trato era de 800 kg de dieta y se colocó 850 kg, tenemos una desviación de 50 kg, o 6,25%. En este caso, probablemente, este exceso de comida colocada en el comedero resultará em sobras del comedero, de un día para el otro. Aparte del desperdicio de comida (y dinero), esta desviación puede llevar a disturbios metabólicos, comprometiendo el rendimiento. En caso contrario, si un corral recibe 50 kg menos de alimento, esto también puede ocasionar problemas, ya que los animales pueden pasar hambre (comprometiendo el desempeño) y llegar al comedero muy hambriento en el próximo trato, también aumentando las chances de disturbios metabólicos.
Con todo esto, podemos observar que, desde la formulación de la dieta en el computador hasta lo que realmente el animal consume, hay puntos de desviaciones a los debemos estar atentos. Las desviaciones son inevitables, lo que hay que hacer es buscar conocerlas, evaluando su causa para intentar minimizarlas lo máximo posible, proporcionándole al animal una dieta lo más cercana posible de la que se formuló, en el próximo trato.
Un punto importante que contribuye para la gestión del manejo diario y suministro de alimento a los animales es el manejo del comedero. Se trata de una acción que tiene como objetivo ofrecer la cantidad de alimento que el animal demanda en aquel día, minimizando las sobras de un día para el otro. En ocasiones, lo que se busca en el campo es el manejo de comedero limpio, en el que, por la mañana los comederos estén limpios y los animales tranquilos, mostrando que están bien alimentados y que no hay desperdicio de alimento. Esta es una situación que requiere atención especial de un profesional responsable por el manejo del comedero, siendo de suma importancia en la operación. Un buen gestor del comedero debe estar muy atento a la evolución de la curva de consumo y al historial de lecturas, para poder tomar sus decisiones con base en la lectura del día.
Además de los puntos mencionados hasta este momento – desviaciones de producción, desviaciones del trato y manejo del comedero – podemos mencionar varias otras, que también son importantes y que deben incluirse en la rutina de un confinamiento (medidos).
Un buen indicador es el puntaje de las heces, ya que es otro punto que puede y debe monitorearse. Las heces de consistencia dura y muy secas son un indicador de errores en la dieta, que no permiten el aprovechamiento máximo de los alimentos suministrados, lo que puede afectar al desempeño esperado de los animales. De la misma forma, las heces de consistencia muy acuosas también nos muestran un desequilibrio nutricional, lo que de igual forma nos lleva a pensar en un desempeño menor de los animales en esta dieta.
Finalmente, como parámetro a evaluar dentro de una actividad de confinamiento, es muy bueno hacer un análisis visual del peso real de los animales, versus el peso proyectado para ese día.
Recuerde
Tener conocimiento y control sobre el consumo de materia seca es obligatorio dentro de la actividad, ya que es una información fundamental para el cálculo del costo de la arroba producida, además de ser utilizada como indicador para varias decisiones sobre la propiedad.
Por: José Rodolfo Carvalho – Consultor Técnico Comercial de bovinos para corte en Agroceres Multimix