El ensilado de maíz es uno de los principales forrajes utilizados en la ganadería lechera, cuya demanda aumenta día a día. La necesidad de mejorar la eficiencia económica de los sistemas ha llevado a su intensificación, buscando una mayor productividad. Así, las características fisicoquímicas del ensilaje de maíz lo hacen elegible para estos sistemas intensificados.
El ensilado de maíz se diferencia de los otros forrajes – principalmente – por presentar alta producción de materia seca por área, con alto contenido energético y baja frecuencia de cortes. Este forraje posee alta calidad fermentativa ya que tiene bajo poder tampón, buena concentración de carbohidratos solubles y un contenido adecuado de materia seca al punto de corte. El adecuado proceso de fermentación permite mantener un estándar de calidad de la dieta constante durante todo el año. La calidad nutricional permite la reducción del uso de ingredientes concentrados y/o la obtención de más productividad. Las haciendas más eficientes han maximizado el uso del ensilaje y han conseguido ambos beneficios. La asociación de estos factores hace que el uso del ensilado de maíz muy atractivo, sin embargo, su producción en cantidad suficiente está limitado a un número significativo de propiedades productoras de leche.
La disponibilidad de ensilado de maíz por debajo de la cantidad necesaria se da por varias razones. Entre ellas se encuentran: la limitación del área para plantío, plantío de menor área que la necesaria, evolución del rebaño más allá de lo esperado, productividad del cultivo por debajo de lo esperado. En este sentido, em este artículo se discutirán alternativas para superar la falta de ensilaje de maíz.
Siempre es importante estimar la demanda y medir la cantidad de ensilado producido. Cuanto antes identifiquemos que el ensilaje no será suficiente y verifiquemos la cantidad deficitaria de forraje, más éxito tendremos con la adopción de estrategias que solucionen este problema. En escenarios de escasez de oferta, el primero paso es estimar el stock. A partir de ahí, sabremos cuánto hay que ahorrar y/o comprar.
Después de este paso, discutiremos básicamente 4 alternativas:
- Comprar ensilaje de maíz para superar el déficit;
- Adecuar el número de animales a la cantidad de ensilaje disponible;
- Direccionar el ensilaje de maíz a solo determinadas categorías y/o sustituir por otro forraje;
- Aumentar la oferta de alimentos concentrados en la dieta y reducir la proporción de forraje.
Para cada escenario habrá una estrategia más adecuada. En algunos casos, mezclar más de una estrategia podrá ser la mejor alternativa.
1-La compra del ensilaje de maíz, en la mayoría de las regiones, es una alternativa de baja viabilidad, principalmente porque no existe un mercado bien establecido para el comercio y por su dificultad para transportarlo debido a la alta humedad. La falta de un mercado establecido conduce, a menudo, a la compra de ensilaje a un precio muy alto, siendo común encontrar precios de dos a cuatro veces más altos que el costo de producción, lo que hace inviable la actividad. La disponibilidad para comprar ensilaje de baja calidad también es rutinaria principalmente debido al bajo contenido de almidón, alta humedad e inadecuado proceso de fermentación. En muchos casos, los dos factores se combinan.
A pesar de los puntos negativos, es una alternativa que hay que analizar. La demanda del rebaño por este forraje, la presencia de un buen proveedor cercano a la hacienda, y la viabilidad o no de otras alternativas son factores determinantes en la compra.
2. Otra posibilidad es reducir el número de animales, adaptando el rebaño a la cantidad de ensilaje disponible. La venta de vacas en el período de lactancia es la acción de mayor impacto a corto plazo, ya que se refleja directamente de los ingresos de la propiedad. Esta alternativa resulta directamente atractiva cuando nos anticipamos a los descartes ya previstos. Dado que son animales que generalmente tienen una menor contribución en la producción y ya dejarán el rebaño, esta acción compromete menos el resultado a corto y a largo plazo.
La venta de animales en la fase de recría también es una posibilidad, sin impacto inmediato, sin comprometer el desempeño de las vacas lactantes y los ingresos de la hacienda con la venta de leche. En haciendas que tienen excesiva cantidad de animales de reposición y/o que no se planificó el crecimiento del rebaño, esta alternativa es ciertamente viable. En haciendas con reposición limitada, como consecuencia, habrá un déficit en la entrada de primíparas, lo que conducirá a la reducción del número de vacas en lactancia en un futuro próximo. Para adoptar esta alternativa, es necesario evaluar la evolución del rebaño y la planificación de la propiedad, y solo así tendremos la respuesta de la viabilidad.
3. Dirigir el ensilaje de maíz solo a determinados lotes/categorías, ya que es el forraje más noble, es una estrategia adecuada en situaciones en las que, si hay otros forrajes disponibles y hay categorías, entre los animales, menos exigentes en la hacienda. Para estos animales, la asociación de forrajes alternativos y ajustes nutricionales permite el mantenimiento del resultado zootécnico.
En lotes de producción alta y media, es posible realizar una pequeña reducción del ensilaje de maíz siempre que se evalúe el contenido de energía de la dieta y las características del forraje secundario. Es necesario prestar especial atención al nivel energético de este forraje y los niveles de fibra físicamente efectiva de la dieta final. Los lotes de bajo rendimiento son más propicios para esta estrategia, ya que sus dietas a menudo tienen un potencial de reducción de energía. Las vacas secas y los animales en recría después de la pubertad se encuadran en la misma situación. En las dietas de las vacas en preparto también es posible reducir el ensilaje, pero solo cuando esto también ocurre en el lote postparto o de alta producción.
Algunas alternativas de forrajes secundarios son: los pastos, hierbas y caña de azúcar. La sustitución del ensilaje por estos forrajes alternativos requiere ajustes nutricionales dirigidos a mantener el rendimiento, que, en la mayoría de los casos, se asocia a un aumento en el aporte de ingredientes concentrados. Sin embargo, pueden ser necesarios otros ajustes debido a la gran variabilidad de forrajes disponibles y la demanda nutricional.
Como ejemplo, discutiremos el uso del pasto elefante, cultivar BRS Capiaçu, que ha sido adoptado por varios productores en todo el país. Los principales factores que han llevado a la alta implementación de este forraje son el alto potencial de producción y el buen valor nutricional, en comparación con otros cultivos de pasto elefante. Según Embrapa (2016), el BRS Capiaçu tiene la capacidad de producir hasta 300 toneladas por hectárea/año. Sin embargo, teniendo en cuenta la variabilidad de suelos, tratos culturales y otras variables que afectan el desempeño general, asociado a una visión conservadora, la consideración de 180 a 220 toneladas por hectárea/año sería razonable. Esta productividad representará hasta 2 veces más MS (materia seca) que la obtenida en el cultivo de Zafra y media zafra de ensilado de maíz (tabla 1). La relativa facilidad para la cosecha mecánica y el menor riesgo agronómico también incentivan el uso de BRS Capiaçu. A pesar de algunos beneficios, la calidad de BRS Capiaçu es inferior a la del ensilaje de maíz. Cuando se ensila, los tenores promedio de 5% de PB (proteína bruta) y de 45% de NDT (nutrientes digestibles totales), representan 2/3 del valor proteico y energético del ensilaje de maíz.
Un aspecto importante a considerar, es que la adopción de BRS Capiaçu está muy difundida, especialmente en regiones con área limitada para la siembra de maíz, debido a la topografía muy accidentada. Em estas situaciones, la propiedad pasa a tener capacidad de alimentar más vacas en una misma área. En la tabla 1 se consideraron rendimientos promedios de materia natural y de materia seca de ensilaje de maíz y de BRS Capiaçu. Es posible observar que, aun considerando la producción de maíz en la zafra y entre zafra, la producción de materia seca del pasto fue casi dos veces mayor, por lo que soportaba el doble de vacas por hectárea (13,7 vs. 7,5).
Tabla 1: Comparación de la productividad y capacidad de soporte del ensilaje de maíz y del BRS Capiaçu.
5-El uso de ingredientes más concentrados en la dieta también es una opción para reducir el uso de ensilaje de maíz. Las ventajas de adoptar esta estrategia son: maximizar el número de animales por área de forraje producido y la facilidad de encontrar ingredientes alternativos. Esto permite reducir inmediatamente el uso del ensilaje de maíz, lo que no sería posible, por ejemplo, en el caso de implantar una capineira/campo de pastura. Como los ingredientes concentrados representan la mayor proporción del costo de producción, las alteraciones en su uso tienen un gran impacto, y siempre es necesario el análisis de viabilidad económica de esta estrategia.
La tabla 2, enumera los principales ingredientes utilizados para reemplazar el ensilaje de maíz, cada uno de los cuales puede ser más o menos ventajoso en función del precio, facilidad de almacenaje, distancia del proveedor, etc. Se simularon algunas sustituciones basadas en MS, lo que demuestra que los ingredientes concentrados tienden a tener un costo más alto. Sin embargo, la simulación de la compra de ensilaje de maíz a R$ 250/tonelada altera totalmente el escenario económico. Los ingredientes proteicos pueden traer un beneficio adicional de la reducción de fuentes proteicas de la dieta, generando una reducción en el costo total de la alimentación. Es fundamental ser consciente de que cada ingrediente alternativo tiene un potencial, pero también reservas, con limitaciones en la cantidad de uso y de sustitución.
Tabla 2: Principales ingredientes concentrados alternativos al ensilaje de maíz.
El uso de ingredientes alternativos se debe evaluar cuidadosamente, ya que, nutricionalmente, en algunas dietas, pueden ser muy favorables, trayendo una respuesta productiva. Esta respuesta se espera principalmente en dietas de alta cantidad de forraje, con mucha fibra detergente neutro físicamente efectiva (FDNfe), de modo que los ingredientes concentrados pueden conducir a un espesamiento de la dieta, sin perjudicar la salud ruminal. Por otro lado, en dietas de baja cantidad de forraje y/o con ensilaje muy procesado, la sustitución del forraje por concentrado puede conducir a un empeoramiento del ambiente ruminal y a problemas metabólicos y productivos. Además, para cada ingrediente hay un límite de sustitución que debe ser considerado por el nutricionista.
Como se ha descrito en este artículo, existen varias alternativas para corregir la insuficiente disponibilidad de ensilado de maíz y, ciertamente, al menos una de ellas será viable en los diferentes escenarios y sistemas de producción existentes. Un aspecto fundamental es medir la demanda lo antes posible y actuar lo más rápido posible para no enfrentar – de manera desprevenida– con la falta de forraje, siendo posible, superar la restricción al ensilaje de maíz sin perjuicio zootécnico y económico. Sin embargo, se trata de medidas a corto plazo para mantener la producción y los ingresos de la hacienda, pero idealmente, es a largo plazo, que se lleva a cabo la reorganización de los animales y/o la planificación forrajera basada en la evolución del rebaño. Para optimizar los resultados en la adopción de las estrategias, se recomienda consultar al nutricionista.
Por: Luciano Primola de Melo – Consultor de servicios técnicos de bovinos lecheros en Agroceres Multimix