El destete es un período de cambio muy crítico para los lechones, cuando aún son muy pequeños, con tres o cuatro semanas de edad. Eventos como: separación de la madre, cambio de ambiente, mezcla con otros individuos, cambio de alimentación líquida a sólida, pérdida de inmunidad pasiva sin dejar de desarrollar inmunidad activa y predisposición a infecciones entéricas, inducen a un gran estrés en los lechones, con reflejos negativos en su estándar de calidad.
Prácticamente en todos los sistemas de producción, incluso los lechones que tenían un comportamiento activo, eran fuertes, inteligentes y vigorosos en la sala de maternidad, se muestran apáticos, postrados e incluso debilitados en los primeros días después del destete, como consecuencia de los desafíos impuestos por este proceso.
Uno de los principales retos del destete es el consumo de alimento, en el caso del pienso, que es naturalmente bajo en esta etapa de la vida de los lechones. Por mucho que se les haya dado la ración pre-mater, que es importante para la adaptación mientras están en la sala de maternidad y para tener contacto con el alimento que van a consumir en la guardería, muchas veces pueden no aprender a comer o tener un consumo muy bajo, sin nutrirse o satisfacerse con ella, ya que los lechones tienen la leche como su principal alimento y fuente de energía. Por esta razón, es común que más del 90% del lote destetado pase las primeras 30 a 36 horas después del destete sin alimentarse (Gráfico 1).

Por lo tanto, además del hecho de que el consumo de alimento es naturalmente bajo, el estrés del destete aumenta la condición y el consumo puede ser inexistente, comprometiendo el rendimiento. En los días posteriores al destete, es común que haya una retracción en la ganancia de peso, muchas veces pérdida, y un deterioro significativo de la calidad de los lechones, como consecuencia de la condición extrema de eficiencia energética a la que están sometidos. Mientras que en la unidad de maternidad el consumo energético de los lechones es del orden de 300 kcal de energía metabolizable/kg de peso metabólico/día, este consumo cae para menos de 50 kcal de energía metabolizable/kg de peso metabólico/día en los dos primeros días después del destete, volviendo a la normalidad solo dos semanas después (Le Dividich; Sève, 2000).
El hecho de que los lechones sigan acostumbrados a la comida líquida – leche -, en el momento del destete, también contribuye en gran medida al déficit energético. La memoria del consumo de leche para obtener energía tiende a dirigir al lechón a un mayor consumo de agua a expensas del consumo de alimento/ración, en un intento de alimentarse y compensar el bajo consumo de energía (Brooks; Tsourgiannis, 2003; Hwang et al.., 2016) (Gráfico 2).

No es raro que los lechones destetados beban hasta cuatro litros de agua al día durante los primeros días después del destete (Thacker et al., 2001). Incluso con esta predisposición al consumo, dado que la tasa de renovación de agua en el organismo de estos animales es más alta que en los cerdos mayores/viejos, la cantidad ingerida puede no ser suficiente para mantener normal el volumen de líquido corporal, favoreciendo la deshidratación.
La deshidratación es problemática para los lechones destetados por dos razones:
• Los lechones en esta fase necesitan una relación consumo de agua/consumo de pienso mayor de 2: 1 a 3: 1, que es la que se observa comúnmente para los cerdos de engorde. De esta forma, el consumo inadecuado de líquido puede interferir en el estímulo de los lechones para buscar ración y consumir, impactando un mayor retraso en el consumo;
• Puede agravar los cuadros de diarrea, causada por trastornos entéricos comunes en el período post-destete, influenciada por la baja inmunidad activa y agentes infecciosos involucrados, por el cambio de la forma de alimentación y deficiencia de enzimas y por el bajo consumo en sí y el daño a la mucosa intestinal, comprometiendo aún más más el estado de los lechones con la pérdida de líquidos y electrolitos.
En este contexto de bajo consumo de alimentos, déficit energético y predisposición a la deshidratación que comprometen la calidad y vitalidad de los lechones, resultan beneficiosas las soluciones que estimulan y favorecen el consumo de agua combinadas con la suplementación energética y electrolítica.
A través de una suplementación específica basada en la reposición de energía hidroeléctrica, suministrada en forma de solución pura o en la mezcla con la ración para el suministro de papita para bebé, es posible:
• Estimular el consumo de líquidos y garantizar la hidratación;
• Proporcionar un suministro de energía de rápida absorción y revertir el déficit energético;
• Promover la reposición de electrolitos y el equilibrio homeostático;
• Estimular el consumo de ración lo más rápidamente, apoyando las funciones de la mucosa intestinal y el mantenimiento de la salud intestinal;
• Aliviar los efectos del estrés del destete.
Con esto, es posible garantizar la vitalidad y vigor de los lechones y darles las condiciones para que estén mejor preparados para superar los desafíos de este período crítico, que es el destete, dentro de los estándares de calidad deseados.